Curioso Encuentro
Podría haberle susurrado palabras arriesgadas al oído, palabras que habrían conseguido arrancarle una a una todas las lagrimas que hubiese querido; palabras que la hubieran hechizado, pero no, esto no es una historia de amor, esto es una historia de nada, es una no-historia.
Su habitación destartalada en blanco y negro parecía encarnar mi desorden mental, mi desorden moral, mi vida fluyó ante mis ojos en un despliegue grotesco, en blanco y negro, me sentía turbiamente identificado y de repente todo me empezó a parecer tan absurdo que caí en la melancolía otra vez, una vez más el leitmotiv.
Lo hicimos una, dos, tres, cuatro, veces. Sexo tedioso, sexo ausente, en blanco y negro, sexo monocromático. Podría haberle mordido con un "te quiero" en el corazón si tan sólo fuese un poco más cínico, falso. La persona que yacía expectante y desnuda se preocupó por mí, que ilusa, pensé, ¿Es que no sabe que soy un espectro? No es bueno andar con espectros a no ser que no se tenga mucho que perder.
Dicen que los seres vivos somos gotas de orden en una balsa caótica, pero, en aquel momento, en aquel lugar, frente a aquella persona, yo me sentía más bien como la nota discordante de un esquema bien elaborado, un esquema que yo deseaba romper en infinitos pedazos y tirarlos al mar. No nos confundamos, me dije a mi mismo, todo el mundo se ha sentido de esa manera en alguna ocasión a lo largo de su vida, no soy nadie especial, no soy ningún héroe, sobre todo no soy ningún héroe. Y entonces lo vi, claro, cristalino, translúcido, la verdad se posó en mi, estando yo en aquella habitación destartalada, frente a aquella persona expectante. Me dirigí lentamente hacia el extremo de la habitación donde había dejado mi paraguas y mi abrigo, lo siento tengo que irme, le dije, cada paso que daba resonaba en mis oídos como un réquiem en aquella habitación hueca, abrí la puerta y emprendí el camino bajo la lluvia, sin siquiera molestarme en abrir el paraguas, solo.
M.L.B.
Su habitación destartalada en blanco y negro parecía encarnar mi desorden mental, mi desorden moral, mi vida fluyó ante mis ojos en un despliegue grotesco, en blanco y negro, me sentía turbiamente identificado y de repente todo me empezó a parecer tan absurdo que caí en la melancolía otra vez, una vez más el leitmotiv.
Lo hicimos una, dos, tres, cuatro, veces. Sexo tedioso, sexo ausente, en blanco y negro, sexo monocromático. Podría haberle mordido con un "te quiero" en el corazón si tan sólo fuese un poco más cínico, falso. La persona que yacía expectante y desnuda se preocupó por mí, que ilusa, pensé, ¿Es que no sabe que soy un espectro? No es bueno andar con espectros a no ser que no se tenga mucho que perder.
Dicen que los seres vivos somos gotas de orden en una balsa caótica, pero, en aquel momento, en aquel lugar, frente a aquella persona, yo me sentía más bien como la nota discordante de un esquema bien elaborado, un esquema que yo deseaba romper en infinitos pedazos y tirarlos al mar. No nos confundamos, me dije a mi mismo, todo el mundo se ha sentido de esa manera en alguna ocasión a lo largo de su vida, no soy nadie especial, no soy ningún héroe, sobre todo no soy ningún héroe. Y entonces lo vi, claro, cristalino, translúcido, la verdad se posó en mi, estando yo en aquella habitación destartalada, frente a aquella persona expectante. Me dirigí lentamente hacia el extremo de la habitación donde había dejado mi paraguas y mi abrigo, lo siento tengo que irme, le dije, cada paso que daba resonaba en mis oídos como un réquiem en aquella habitación hueca, abrí la puerta y emprendí el camino bajo la lluvia, sin siquiera molestarme en abrir el paraguas, solo.
M.L.B.